En el marco de la iniciativa Perpetual Planet: Amazon Expedition, liderada por National Geographic y Rolex, la Fundación Omacha junto a 77 familias indígenas, de las comunidades de Santa Teresita y Villa Andrea, sembraron 3.080 árboles durante dos días de minga, en el sitio Ramsar lagos de Tarapoto (Puerto Nariño, Amazonas), en la campaña Pepeaderos para la vida.

La primera jornada de siembras se llevó a cabo el 15 de septiembre, en la comunidad de Villa Andrea con la participación de 51 familias quienes sembraron 2.040 árboles. Al siguiente día, las siembras se hicieron con la comunidad de Santa Teresita, donde 26 familias sembraron 1.040 árboles.

Diana Trujillo, antropóloga de la Fundación Omacha, contó que: «En Villa Andrea, un profesor de primaria les pidió a sus estudiantes que hicieran una tarea en la siembra: tenían que poner el nombre del árbol [en español] y después en lengua tikuna… Yo acompañé a una familia y estaban los dos abuelos: el abuelo y la abuela. La abuela iba diciendo: esto es un azaí y en ticuna es waira, y el niño iba anotando. Me pareció muy interesante que aprovecharán ese momento de la siembra para poner una tarea, que los niños estuvieran ahí», y agregó: «Los abuelos se saben el nombre de todas las plántulas, de los árboles. Hubo una abuela que comenzó a identificar las plántulas y los árboles, o el uso que le dan… Y un abuelo enseñándole a un niño a sembrar, entonces eso también me pareció muy bonito.»

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Árboles sembrados
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La meta de siembra de árboles

¿Qué son los pepeaderos?

La Amazonía está fuertemente influenciada por períodos severos de lluvias que inundan extensas áreas de selvas. Estos pulsos de inundación cambian dramáticamente el paisaje a lo largo del año, con diferencias de nivel de hasta 15 metros en lo vertical y miles de kilómetros en lo horizontal. Las plantas, los animales y los seres humanos tienen que adaptarse a estos cambios.

En el caso de las primeras, algunas especies permanecen bajo el agua hasta por tres meses; otras están perfectamente sincronizadas con los pulsos de inundación y cuando estos llegan a su más alto nivel, liberan toneladas de semillas que se dispersan por el agua y sirven de alimento a muchas especies de peces. Algunos investigadores estiman que una hectárea de bosque inundado en la Amazonia puede producir hasta 20 toneladas de semillas, de las cuáles cerca del 60% son consumidas por los peces que, generalmente, sólo ingieren la parte carnosa de la semilla y luego liberan la parte fértil aguas arribas permitiendo, de esta forma, que algunas especies de árboles colonicen otras zonas que de otra manera sería imposible.

Son innumerables las especies de peces que se alimentan de estos frutos, o pepas, entre ellas se encuentran: pirarucues, gamitanas, acarawuazues, pirañas, bagres y sardinas. Muchas especies de pirañas, por ejemplo, consumen frutos durante el período de inundación, y luego en el verano cambian su dieta al consumo de otros peces.

A su vez, estos peces son vitales para la seguridad alimentaria de las comunidades humanas amazónicas y también hacen parte de la alimentación de los delfines de río, caimanes o las nutrias que habitan en estos humedales.

Estas zonas de alta producción de semillas son denominadas por las comunidades indígenas como «pepeaderos», y son de gran importancia para el sostenimiento de las cadenas tróficas en los ecosistemas acuáticos. Algunas especies de plantas y árboles típicos de los «pepeaderos» son: el azaí, aguaje, reventillo, camu-camu, murichí, capinurí y guayaba de monte.

El papel de las mujeres y las familias indígenas en las siembras

La campaña Pepeaderos para la vida tiene como objetivo reforestar áreas degradadas, en el bosque ribereño, de los ríos Amazonas y Loretoyacu, y del sitio

⇑ Registro fotográfico de Pirarucú (Arapaima gigas) y acarawuazu (Astronotus ocellatus). Foto: Federico Mosquera-Guerra, Fundación Omacha.

Ramsar Lagos de Tarapoto. La campaña aprovecha las plántulas que de manera natural germinan cuando las aguas empiezan a descender. Estas plántulas son recogidas por las mujeres de los pueblos indígenas Ticuna, Cocama y Yagua, ellas las cuidan y realizan la siembra, junto con sus familias, donde se requiere recuperar el bosque degradado.

Al respecto, Diana Trujillo explicó que: «En estas siembras participaron muchas mujeres, hubo una mujer embarazada que estaba sembrando. Me pareció como muy poético, ella sembrando un árbol estando embarazada. Otra señora que estaba con su bebé, de un mes, y ella ahí haciendo un hueco, con un palo, y el bebé ahí dormido», y finaliza: «las comunidades estaban muy involucradas. El curaca de Villa Andrea, por ejemplo, me habló del “árbol que da peces”, el chonine una leyenda ticuna que relata de los gusanitos que se convierten en peces. Ellos dicen que faltan tantos árboles, que ese árbol ya casi no se ve, que ellos vieron uno como a tres o cuatro horas de caminata, adentro de la selva, y que por eso no hay peces. Hay una relación muy directa: si no hay pepas, pues no hay peces, y si no hay suficientes pepas, los peces no son tan grandes como eran antes.»

Estas siembras hacen parte de los objetivos trazados por la Fundación Omacha, en el desarrollo de la expedición Perpetual Planet, de National Geographic y Rolex, en la cual se harán una serie de estudios de investigación científica que abarcarán toda la cuenca del río Amazonas, desde los Andes hasta el Atlántico.

⇑ Durante dos días de minga, 77 familias indígenas, de las comunidades de Santa Teresita y Villa Andrea, sembraron 3.080 árboles en el sitio Ramsar lagos de Tarapoto (Puerto Nariño, Amazonas). Fotos: Diana Trujillo y Fernando Trujillo, Fundación Omacha.