Tras un año y seis meses de dedicación profesional y comunitaria en el proceso de rehabilitación de Lluvia, la manatí amazónica de la especie Trichechus inunguis, la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonia (CORPOAMAZONIA) y la Fundación Omacha, con profunda tristeza, informan su deceso el día de ayer en horas de la mañana. Actualmente, el equipo médico veterinario se encuentra evaluando las posibles causas de su muerte, con la asesoría de los expertos internacionales que han acompañado este procedimiento.

“Uno de los aspectos ineludibles en la gestión de la fauna es el manejo posdecomiso de los animales que una vez logran ser recuperados por la autoridad ambiental, precisan recibir atención especializada y una protección reforzada, dada su condición de indefensión. Las acciones que realizamos en este sentido, son las mejores. Lastimosamente, rehabilitaciones, como la de Lluvia, tienen un alto riesgo de fracaso por su nivel de complejidad, y aunque se aúnan esfuerzos entre las autoridades ambientales, las ONG y la comunidad, solamente se logra conservar una especie y el ecosistema, manteniendo la fauna silvestre en su hábitat natural”, expresó Luis Alexander Mejía Bustos, director general de CORPOAMAZONIA.

Registro fotográfico de Lluvia, la manatí amazónica, durante su rehabilitación: Foto: Bryan Cruz.

“Aunque muchas personas y organizaciones han apoyado el proceso de rehabilitación de Lluvia, a quienes les agradecemos inmensamente, esperamos que Lluvia se convierta en un símbolo de conservación. Seguiremos llevando el mensaje de concienciación a las comunidades, para lograr aprender a vivir en armonía con cada una de las especies que habitan en el planeta”, menciona Fernando Trujillo, director científico de la Fundación Omacha.

El grupo interdisciplinar de profesionales y las personas vinculadas al proceso de rehabilitación de Lluvia se encuentran desmoralizados, pues acompañaron a este manatí durante más de un año y medio. Sin embargo, continúan comprometidos y con la esperanza puesta en lograr la rehabilitación de Moeügchi, el otro manatí amazónico.

Lastimosamente, los manatíes amazónicos han sido sometidos a una inmensa presión lo que ha llevado que se encuentren en categoría Vulnerable (VU) de amenaza (establecida por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza UICN), debido a la disminución de sus poblaciones, en especial la caza para consumo y la comercialización de las crías.

Fernando Trujillo recalca que: “No deberíamos estar rehabilitando animales silvestres. Ellos deberían vivir en sus hábitats. A pesar de estar protegidos por las leyes nacionales y tratados internacionales, la cacería de los manatíes resulta, en algunos casos, en la muerte de las madres, dejando crías huérfanas.  Esto origina un circuito de tráfico y tenencia ilegal, finalizando con la muerte de los animales. En algunos casos, estas crías llegan a las corporaciones autónomas regionales (autoridades ambientales), en donde se reúnen a los mejores profesionales para sacar adelante los procesos de rehabilitación de fauna silvestre. Estos procesos aplicados a la fauna acuática son complejos, requieren infraestructura y logística que casi no existe en el país. Lamentablemente, tienen bajas probabilidades de éxito e, incluso, después de tener un programa de rehabilitación positivo y establecido, el animal liberado con frecuencia es asesinado, lo que hace que las posibilidades de vida sean reducidas y requiera procesos de trabajo con las comunidades”.

Los manatíes son mamíferos considerados especies “sombrilla”, debido a las funciones desempeñadas en los cuerpos de agua que habitan.  Regulan los ciclos de nutrientes, mantienen la profundidad y calidad de los ríos y lagunas al controlar la proliferación de plantas acuáticas, porque consumen entre el 8% y 10% de su peso al día. Al conservar a estos mamíferos, se garantiza un ecosistema saludable.

Es clave resaltar que los periodos de gestación de los manatíes son de aproximadamente 13 meses y el cuidado parental es de, al menos, dos años, lapso en el que la madre alimenta exclusivamente a la cría con leche materna. Aproximadamente al año y medio, los manatíes comienzan a probar las plantas acuáticas, alimento que será su dieta principal el resto de su vida.

CORPOAMAZONIA y la Fundación Omacha, en cabeza de sus directores, invitan a reflexionar sobre cómo generar un nivel de conciencia superior para evitar el tráfico de fauna. Cómo lograr que haya actividades económicas sostenibles, en regiones como el Amazonas, tendientes a reducir al máximo la cacería. Cómo generar ecosistemas saludables, con buena pesca donde la gente viva en cierto nivel de armonía y equilibrio con la naturaleza y sus especies.