“Yo aparte de ser pescador, también tengo una lancha en la que hago viajecitos, y he trabajado con la Fundación Omacha haciendo monitoreos de manatíes. Ahí, aprendí que al manatí no hay que matarlo, sino que hay que cuidarlo. Yo les he enseñado a mis compañeros de trabajo que el manatí no hace daño, que cuida la ciénaga y así van las cosas. Yo les he explicado a mis compañeros que es una idea buena, que ese animal no hace nada, que es bueno.”

De esta forma comienza su relato el señor Marcos Vásquez, pescador y habitante de la ciénaga de Ayapel, quien participó, junto con otros pescadores de la zona, en el rescate y posterior liberación de un manatí juvenil que, accidentalmente, quedó atrapado en las redes de pesca. Ante esta situación, solicitaron el apoyo de la Fundación Omacha para evaluar las condiciones del manatí y, de esta forma, cerciorarse de que el animal estuviera en buenas condiciones para su liberación, la cual se llevó a cabo el pasado 12 de febrero en la zona conocida como la loma de Millo, ubicada en la ciénaga de Ayapel, departamento de Córdoba.

Esta ciénaga es reconocida por los mismos pescadores como la “tierra de los manatíes” porque, según ellos, desde que se dejó de cazarlos ha aumentado su abundancia. “Los manatíes se comen la taruya, entonces despejan la ciénaga para que no haya tanto tapón y las lanchas anden, y donde hay manatí dicen que hay pescado” comenta el señor Marcos y continúa: “Sentí alegría (al rescatar y liberar al manatí) porque conocí al manatí, mis amigos que no los conocían lo hicieron contentos. Yo no sabía que el manatí tenía uñas y las vi. Mis amigos, contentos, sobándolo, tocándolo, un animal inofensivo que no le hace daño a nadie. Viendo si tenía dientes, viendo que no le hacía daño a nadie. Por eso yo le digo a mis amigos que hay que cuidarlos, no estropearlos, no maltratarlos, sino soltarlos. Siempre que se coja uno hay es que soltarlo, liberarlo para que haya producción y para que la juventud que viene naciendo ahora lo conozca más adelante y lo vean.”

Sin embargo, la captura incidental cuando se utilizan artes de pesca, como los chinchorros, es una de las amenazas para la supervivencia de esta especie, ya que cada año quedan atrapados accidentalmente entre 3 y 5 animales, en la temporada seca. Las crías y juveniles son las principales víctimas de estas redes, ya que no tienen la suficiente fuerza y habilidad para escaparse. Además, algunos de los animales que quedan atrapados en estas redes son sacrificados para aprovechar su carne.

La Fundación Omacha en trabajo conjunto con la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y San Jorge -CVS-, la empresa HOCOL y la Fundación del Alto Magdalena vienen implementando acciones para el desarrollo del Plan de Manejo del Distrito Regional de Manejo Integrado Complejo de Humedales de Ayapel, el cual busca que el manatí se convierta en la especie sombrilla para lograr la conservación y uso sostenible de la ciénaga.