Los manglares son humedales marino-costeros que se ubican en los litorales tropicales de suelo plano y fangoso y aguas relativamente tranquilas. Presentan formaciones boscosas de plantas leñosas y tolerantes a la sal, y son el hábitat de una gran cantidad de peces marinos y otros organismos costeros.
Como todos los humedales, los manglares prestan valiosos bienes y servicios ambientales:
- Fuente de alimento: como peces, moluscos, crustáceos, sal y miel, entre otros productos.
- Provisión de combustibles y maderas: leña y carbón para la cocción de alimentos, madera para la construcción y reparación de viviendas, así como para las embarcaciones, artes de pesca y otras estructuras, y fibras naturales.
- Bioquímicos: producen taninos para curtir pieles, así como hojas, flores, frutos y cortezas empleadas como infusiones para aliviar algunas afecciones.
- Ciclo de nutrientes: actúan en procesos de provisión, almacenamiento y reciclaje de nutrientes.
- Formación de suelos: propician la retención de sedimentos y la acumulación de materia orgánica, lo que favorece la consolidación de nuevas tierras.
- Hábitat: son refugio de un sinnúmero de especies de fauna y flora, en parte o la totalidad de su ciclo de vida.
- Depuración: pueden retener, recuperar y eliminar excesos de nutrientes y de elementos contaminantes que se encuentran en el agua.
- Regulación de la erosión: propician la retención del suelo y sedimentos. Por su ubicación, reducen el efecto del oleaje sobre las líneas de las costas e islas, formando una barrera ante la fuerza de las olas.
- Regulación de fenómenos naturales como las inundaciones, y proveen protección ante tormentas y huracanes.
- Son áreas de invaluable belleza paisajística en playas, caños y bosques para el turismo de naturaleza. Además, se prestan como sitios para la educación formal e informal, por su variedad de procesos e interacciones ecológicas. También son canales de transporte y comunicación por su red canales, caños y ciénagas.
- Regulan la temperatura, el clima y la precipitación de lluvias.
El papel de los manglares en la captura y almacenamiento de CO2
Los manglares son sumideros de gases de efecto de invernadero (GEI), debido a la captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CO2). Este gas, junto con el vapor de agua (H2O), el óxido nitroso (N2O), el metano (CH4) y el ozono (O3) son gases de efecto de invernadero. Los GEI más el nitrógeno, oxígeno, helio, argón, forman la atmósfera del planeta Tierra. Esta capa es muy importante en el mantenimiento del equilibrio entre la energía que recibe la Tierra proveniente del Sol (radiación solar) y la que se devuelve al espacio (radiación infrarroja). Este equilibrio se conoce como balance energético, y permite que la temperatura de la Tierra se mantenga en los márgenes que posibilitan la vida en el planeta.
En su proceso de fotosíntesis, los manglares absorben el CO2 de la atmósfera, parte de este gas lo transforman en oxígeno (O2) y lo liberan a la atmósfera. Otra parte del CO2 viaja por la planta, y se almacena en el tronco, las hojas, ramas y finalmente, en las raíces. Al llegar a las raíces, el CO2 queda almacenado por cientos o miles de años en las áreas fangosas del suelo o sedimento en donde crecen los manglares, y otro porcentaje se libera en el agua.
Este último porcentaje será transformado por los pastos marinos, y otras plantas acuáticas marinas, en oxígeno. Este proceso de captura y almacenamiento de dióxido de carbono, y liberación de oxígeno hacen parte de los servicios ambientales que prestan los manglares, y que son fundamentales para la vida en la Tierra. A pesar de su vital importancia, los manglares enfrentan diversas amenazas: tala indiscriminada, obras de infraestructura vial mal planeadas, ampliación de la frontera urbana o contaminación.
En Colombia, según las estimaciones y la información publicada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, “los manglares de Colombia tienen una extensión aproximada de 285.049 Ha, hallándose distribuidos en los litorales Caribe con 90.160.58 Ha y el Pacífico con 194.880 Ha.”