Corporinoquia, a través de la Unión Temporal Fundación Omacha – Aquabiósfera culminó el pasado 8 de febrero una expedición científica a lo largo de 465 km en los ríos Orinoco y Vichada. La expedición acopió importante información para la formulación del Plan de conservación para el delfín de río (Inia geoffrensis) en los departamentos de Casanare, Arauca y Vichada, y para diagnosticar el estado actual del manatí antillano (Trichechus manatus) que está adelantando la Corporación.
Alejandro Pachón, Coordinador del área de biodiversidad de la Subdirección de Planeación de Corporinoquia, explica que este plan de manejo es una herramienta vital para trazar una hoja de ruta que oriente al sector público y productivo sobre dónde, cómo y qué tipo de acciones se deben ejecutar para asegurar la conservación de estas especies sombrilla, y de los ríos y ecosistemas a los que están asociados dentro de la jurisdicción de la Corporación. El plan de manejo materializará el esfuerzo de la Corporación por diagnosticar el estado actual de manatíes y delfines, y los tensores ambientales que las afectan tanto a ellas como a la red hídrica: contaminación por aguas servidas, enmallamiento, afectaciones por cambio climático o fenómenos del Niño más severos en la Orinoquia, deforestación y ampliación de la frontera agrícola.
Alejandro Pachón destaca que “las comunidades locales están en contacto directo con delfines y manatíes, por eso es vital involucrarlas y que el plan de manejo dé las directrices para que ellas sean actores principales de la conservación.
La Corporación, en cabeza de su directora Martha Plazas, reconoce que es un llamado de alerta el cambio de categoría de amenaza del delfín rosado a “En Peligro de extinción”, y rescata el valor de la especie para que se mantenga el pool de biodiversidad de la Orinoquia; una región de condiciones particulares y especiales que debe fortalecer el desarrollo social y ambiental de sus comunidades ribereñas y locales.
Avanzando por la ruta de Humboldt
Durante la expedición, una embarcación desplazándose a una velocidad entre 8 y 11 km por hora, llevó al equipo de investigadores en delfines quienes establecieron transectos de observación cada 2.5 km. Durante el recorrido por el Orinoco y el Vichada en la jurisdicción de la Corporinoquia, se avistaron 90 delfines. Gracias al Programa de Estimación de Abundancia de Delfines de Río de Suramérica apoyado por WWF Colombia, el recorrido se extendió a 566 km e incluyó el río Inírida y Caño Bocón, conectando así dos sitios Ramsar: Bita y Estrella Fluvial del Inírida, siguiendo los pasos de la ruta que recorrió Alexander Von Humboldt en el año 1800, el registro subió a 149 delfines, un número bajo para la expectativa de avistamiento que se tiene en temporada de aguas bajas. Sin embargo un aspecto positivo que reportan los investigadores, fue haber encontrado 4 “guarderías” en buen estado (remansos de río donde los delfines interactúan y resguardan a sus crías). Durante el recorrido llamó su atención la ausencia de aves acuáticas y otro tipo de fauna en las orillas, un indicador que podría apuntar a una baja en el recurso pesquero.
Información del IDEAM señala que la cuenca del Orinoco es una de las más susceptibles a sequías extremas. Por tanto es de suma importancia proteger sus humedales y ríos, señala Fernando Trujillo, director científico de la Fundación Omacha. “Delfines, manatíes y otras especies emblemáticas como nutrias y grandes bagres, deben ser especies referentes para medir el estado de salud de los ríos de la cuenca. Estos planes de manejo que estamos desarrollado junto a Corporinoquia pueden ser un instrumento articulado para afrontar el cambio climático preparándonos para afrontar sequías prolongadas o cambios abruptos en los patrones anuales de lluvias, y también para generar conciencia entre todos sobre temas como integridad, caudal y salud de los ríos”.
Con respecto a las acciones que deben impulsarse para enfrentar el cambio climático en la Orinoquia, Fernando Trujillo recomienda ser muy riguroso con las concesiones para captación de agua en proyectos productivos, pues si bien se hace una apuesta económica para la región, es imprescindible salvaguardar el recurso agua y todas las dinámicas que dependen de él. Se deben fortalecer las medidas de control que garanticen el recurso pesquero a largo plazo, tener un sistema de monitoreo y alerta cuando ciertos cuerpos de agua bajan más de lo usual, e implementar un protocolo para rescate de vertebrados acuáticos (peces, anacondas, delfines y otros) y su liberación en segmentos de los ríos con mayor caudal. Esto se ha hecho en Arauca con delfines, una labor que se han apropiado la Defensa Civil, Bomberos, Armada y ONG locales. Finalmente, enfatiza que es imprescindible detener la deforestación y proteger los bosques ribereños que garantizan la integridad de las cuencas. Los morichales, por ejemplo son la génesis del agua que alimenta los grandes ríos y son la salvaguarda del recurso hídrico.
En busca de los fantasmas del río
Por su parte, la embarcación del equipo de manatíes se desplazó a puntos donde permanecieron en observación a lo largo de una hora. Dalila Caicedo, bióloga marina experta en manatíes y directora ejecutiva de la Fundación Omacha, dice que la observación de estos mamíferos acuáticos es como buscar fantasmas por lo difícil que resulta verlos. Explica que ellos han evolucionado para esconderse. Tras centurias de cacería por parte del ser humano, y la invasión acústica de su ambiente natural con motores fuera de borda, ha sido su estrategia de sobrevivencia para no ser detectados. “Nunca sabes en realidad qué hay bajo del agua. En realidad me siento afortunada con las fotos de las narices asomándose a la superficie a respirar que trajeron nuestros investigadores. En invierno, durante las lluvias pueden ser vistos con más facilidad porque se sienten más tranquilos con la lluvia cayendo y pueden comer tranquilos con los seres humanos guareciéndose lejos del río”.
El equipo de investigadores dedicado a manatíes tuvo como referente la información sobre distribución de la especie recolectada hace años, y además recogió nuevos datos. De manera directa avistaron 7 manatíes, de manera indirecta 1 gracias a la recolección de heces fecales, y a través de 131 entrevistas realizadas a pobladores de la región, registraron 103 puntos donde se han visto ejemplares de la especie.
Los manatíes dependiendo de la cuenca que habiten, sufren diferentes amenazas. Sobre las que pueden estar enfrentado en esta región, Isabel Gómez, bióloga de la Fundación Omacha, dice que “la cacería del animal para el consumo no suele ser una amenaza. El peligro constante para la especie lo representan las mallas de pesca donde pueden quedar atrapados adultos o crías y si esto ocurre, los pescadores lo comen. Hay que hacer un esfuerzo por vigilar la regulación en el tipo de malla que se está usando, al igual que la técnica. Por ejemplo al quitarle las boyas y dejarlas en la mitad del cauce, los animales quedan atrapados más fácilmente.”
Dalila Caicedo, de Fundación Omacha explica que “lo evidente es que muchos ríos están bastante degradados y eso se nota en que los animales no están. No es que se hayan acabado, sino que migran a sitios donde puedan estar mejor. Ellos están ahí pero hay que hacer más esfuerzos de muestreo para saber exactamente dónde y cómo protegerlos. Es importante para la investigación obtener los datos de esta temporada seca, e ideal sería también tenerlos cuando las aguas suben, llega el invierno y hay más gente pescando y en actividades dentro de los cuerpos de agua que pueda reportar su presencia. En esta oportunidad no tuvimos la posibilidad, pero esperemos que en algún momento se logre”, concluye.
Expedición río Orinoco delfines de río – Corporinoquia 2019
Diagnóstico el estado actual del manatí Corporinoquia – 2019