• El 14 de marzo se celebra un día para llamar la atención sobre la crisis que enfrentan los ríos en el planeta y cómo los seres humanos afectamos o favorecemos su capacidad de resiliencia. Colapso de pesquerías, sedimentación, deforestación, impacto de las represas y contaminación, son algunos de los problemas que afectan a los ríos y por ende a los seres humanos.
  • Desde el año 2001, la Fundación Omacha ha recorrido 32.000 kilómetros de 6 países, en 31 expediciones por las cuencas del Orinoco y el Amazonas. Ha estimado la población de delfines (contando alrededor de 28.000 individuos) y ha acopiado información sobre el estado de los ríos, los ecosistemas que atraviesan y las comunidades humanas que los habitan.
Los ríos son las venas por donde circula la vida. Y esto es algo que los habitantes de las ciudades hemos perdido de vista. Abrimos la llave que sustenta las necesidades domésticas o industriales sin preguntarnos de dónde vine esa agua y en qué condiciones está el río que la provee. ¿Cuál es su río, quebrada o caño más cercano a su hogar, sitio de trabajo o descanso? ¿Lo ha visitado?, ¿Sabe cuánto valen todos los servicios que le presta al brindarle agua potable, impulsar la energía, servirle de medio de transporte, sostener los bosques, prevenir inundaciones, aportar nutrientes y regar los cultivos de los cuales usted comerá? La valoración de los servicios ambientales relacionados con los ríos representa un cálculo que nuestras billeteras no alcanzan a imaginar, pero si los perdemos, afectarán nuestra salud y calidad de vida muy pronto. 
 
Desde el 2001 navegando los ríos de Suramérica para comprender sus necesidades y amenazas
 
En los años 90, la Fundación Omacha capacitó a investigadores y técnicos de Ecuador Bolivia y Venezuela en estudio de delfines de río, identificación de amenazas y su conteo en ríos. Luego, en el 2001, con el apoyo de la Universidad de Saint Andrews, inició el Programa de estimación de abundancia de delfines de río en Suramérica; realizando las primeras expediciones por el Amazonas y estandarizando metodologías de trabajo. En el 2006, se sumó el apoyo de World Wildlife Foundation (WWF) y en el 2007, Whitley Fund for Nature
Han sido 31 expediciones, 32 mil km recorridos, más de 390 personas capacitadas en 6 países (Colombia, Bolivia, Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela) y se han involucrado 24 organizaciones en el trabajo con delfines de río. Las expediciones aportan no solo al conteo de los delfines sino a la posibilidad de registrar de primera mano las amenazas que enfrentan tanto los delfines como la biodiversidad asociada a los ríos y la gente que habita en sus márgenes. Han registrado los problemas del colapso de la pesquería de los grandes bagres por una mayor demanda del recurso pesquero, el crecimiento de la población humana, la presencia de las dragas y la minería ilegal, la deforestación y la pérdida de conectividad de los ríos por represas. Con respecto a estas últimas, prenden una alarma las 155 represas construidas en Brasil y las170 planeadas. Si en los Andes se continúa este proceso, se alterará el aporte de sedimentos con nutrientes a los ríos del Amazonas y la productividad caerá de manera abrupta. 
Las expediciones han abierto espacio a casi 400 científicos de diferentes instituciones, universidades y países, quienes acopiaron datos sobre aves, peces, plantas, mamíferos y macroinvertebrados. La logística organizada por Omacha y sus socios pagó sus gastos de viaje y manutención, y ellos aportaron su tiempo, trabajo y pasión, aprovechando la oportunidad de acceder a lugares donde no se habían tomado datos. “Hemos sido privilegiados, los delfines nos han llevado a sitios increíbles y nos han permitido realizar una radiografía del Orinoco y el Amazonas. Paramos en las comunidades locales, hablamos con la gente y conocemos sus necesidades, damos charlas en las escuelas, atestiguamos las amenazas sobre los ríos, pero al tiempo vemos la biodiversidad en pleno y nos damos cuenta de la enorme responsabilidad que tenemos con este planeta de hacer algo por la gente, los animales y los ríos que sustentan su vida. Hemos sido desagradecidos con los ríos y ellos nos lo han dado todo. Es tiempo de enmendarlo” dice Fernando Trujillo, director científico de la Fundación Omacha.
 
Delfines, guardianes de los ríos
 
Frente a la ausencia de datos sobre macroinvertebrados como indicadores de la salud de los ríos, la gran cantidad de datos acopiados sobre la abundancia de delfines, vino a ser un indicador de la salud de los ríos a escala de cuenca. Densidades altas de los delfines en los ríos infieren que la cadena trófica y la calidad del agua funciona para sostener la población, mientras que si hay muy pocos delfines algo debe pasar, así en apariencia el paisaje se vea saludable. “Los delfines se convirtieron en la figura para motivar a los tomadores de decisiones a llevar a cabo acciones por la protección de los ríos, pues nos dimos cuenta que su hábitat y conectividad es lo que necesitamos proteger. La cuenca es como un gran corazón y los ríos sus venas. Si taponamos las venas, colapsa” dice Fernando Trujillo. 
¿Qué podemos hacer para proteger los ríos?
 
La Fundación Omacha y WWF Colombia adelantaron un trabajo importante apoyando al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia para lograr la designación de sitios RAMSAR que propician el uso sostenible de humedales y ríos (Estrella Fluvial Inírida, Tarapoto y río Bita). Actualmente trabajan para establecer la magnitud de las amenazas sobre nuestros ríos y para hacer una lista de clasificación con la que las autoridades ambientales puedan tomar decisiones acertadas y urgentes. Además, la oficina de WWF Brasil y Omacha adelantan un biomodelo que muestra cómo afectaría la entrada de represas al flujo de los ríos y las poblaciones de delfines, en la cuenca del Amazonas. 
De manera puntual para Colombia, la Fundación Omacha hace estos llamados a la atención y a la acción para la defensa de los ríos: 
  • Solo el 17%  del hábitat de delfines de río está en áreas protegidas. Es clave promover en estas una aproximación y elaboración de planes de manejo no solo desde el componente terrestre sino acuático. Se necesita capacitar y financiar el monitoreo constante en algunas áreas donde sea propicio. 
  • Colombia debe terminar la elaboración de POMCAS en sus ríos principales en menos de 5 años, y no deben quedar como un ejercicio sobre el territorio sino cumplirse y priorizar el monitoreo de calidad del agua, flujo, caudal, pesca, gestión del riesgo y biodiversidad acuática. 
  • Los ríos deben ser una oportunidad de turismo sostenible e incluyente con las comunidades locales, en países donde nos eduquemos para ser conscientes del valor intrínseco de los ríos y cómo aprovechar sus recursos para no perderlos. Pero sobre todo, para entender que de la salud de los ríos depende la nuestra.