Mahates, Bolívar, mayo 30 de 2023

Carolina, la última manatí hembra (Trichechus manatus) del grupo de 10 manatíes rescatados en el complejo cenagoso Zarzal – El Tupe – Capote, en el corregimiento de Evitar (Mahates, Bolívar), en abril del 2016; fue liberada el día de ayer en la ciénaga del Zarzal en un trabajo liderado por la Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique – Cardique y la Fundación Omacha, y acompañado por el grupo Protectores de los Manatíes de Evitar, Hocol S.A., la Fundación del Alto Magdalena, el Centro de Conservación de Manatíes del Caribe, asociaciones de pescadores de la región del Canal del Dique y los pobladores de Evitar.

«Estamos muy contentos el día de hoy, acabamos de liberar a la última manatí que teníamos en el batallón de Malagana. Liberamos a Carolina, esperamos que esté en su hábitat muy tranquila, que vuelva a adaptarse a su hábitat natural y aquí con la alegría de toda esta ciudadanía, con nuestros aliados decimos: misión cumplida, le cumplimos a la gente, le cumplimos a esta especie y le cumplimos a la naturaleza que es lo más importante.» afirmó Angelo Bacci Hernández, director de Cardique.

⇑ Registro fotográfico de la manatí Carolina, momentos previos a su regreso al complejo cenagoso Zarzal – El Tupe – Capote, en el departamento de Bolívar. Fotos: Mirleth Espitia y Laura Diaz Puerto, Fundación Omacha.

Los manatíes rescatados en las ciénagas Zarzal – El Tupe – Capote

En abril del 2016, un grupo de 10 manatíes fue rescatado por Cardique, los pobladores de Evitar y la Fundación Omacha. Debido a una larga sequía que inició a finales del 2015 y que se prolongó hasta los primeros meses del siguiente año, este grupo de animales, entre ellos Carolina, quedó atrapado en un cuerpo de agua poco profundo, en el sector de La Corriente del complejo de ciénagas Zarzal – El Tupe – Capote.

Los manatíes fueron evaluados clínicamente, y con los resultados se determinó que ocho de estos animales fueran ubicados temporalmente en el lago del Batallón de Infantería N°13, de Malagana (Bolívar). Las manatíes Carolina y Esperanza necesitaban atención médica prioritaria, por lo que fueron trasladadas a la Estación Piscícola de la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y del San Jorge – CVS, en Lorica (Córdoba) para llevar a cabo su proceso de rehabilitación.

El equipo de expertos de manatíes (biólogos y veterinarios de fauna silvestre) de la Fundación Omacha determinó que estas dos manatíes eran crías: Carolina tenía un año de edad aproximadamente y Esperanza, alrededor de dos años. Con exámenes adicionales, se determinó que estos animales sufrían de trastornos intestinales severos y deshidratación.

A pesar de encontrarse en plena etapa de lactancia, ambas crías rechazaron el suministro de leche que sus cuidadores les proveían, por lo que fue necesario enseñarles y acostumbrarlas a comer batatilla, planta acuática que consumen estos mamíferos.

«El proceso de rehabilitación se centró en el sistema digestivo, ya que pasar tanto tiempo en aguas bajas consumieron barro y trozos de madera. Este consumo era evidente en la falta de deposiciones, y después se evidenciaron heces muy duras con evidencias de estos dos materiales, para lo cual fue necesario recurrir a varios medicamentos y seguimiento veterinario durante varios meses», afirmó Dalila Caicedo, directora ejecutiva de la Fundación Omacha.

Al finalizar esta etapa de rehabilitación, Carolina y Esperanza fueron trasladadas al lago del Batallón de Infantería N°13 de Malagana, el 1° de marzo de 2017, para continuar su proceso de readaptación a su medio natural, junto con los otros manatíes que se encontraban en este lago.

⇑ Registro fotográfico de la manatí Carolina, al momento de su regreso al complejo cenagoso Zarzal – El Tupe – Capote, en el departamento de Bolívar. Fotos: Mirleth Espitia y Laura Diaz Puerto, Fundación Omacha.

«Durante su estancia en el Batallón, Carolina demostró una gran habilidad para no dejarse capturar, aprendió a evadirnos cuando intentamos capturarla en un par de ocasiones.» aseveró Isabel Gómez Camelo, bióloga de la Fundación Omacha y coordinadora del proyecto Manatí del Canal del Dique.

Desafortunadamente, en 2017, el manatí conocido como Gleimer, murió por causas desconocidas. El 6 de diciembre de 2019, se realizó la primera liberación grupal de manatíes del Caribe colombiano. En esa ocasión fueron liberados siete manatíes, cuatro machos: Hugo, Sebastián, Tico y Jey-Jey; y tres hembras: Lila, Isabel y Esperanza regresaron a su hábitat natural, en las ciénagas Zarzal – El Tupe – Capote. Posteriormente, la manatí Batata fue liberada en este mismo complejo cenagoso, en junio de 2022, y Carolina, la última manatí de este grupo, regresó hoy a su hábitat.

Los protectores de los manatíes

Los manatíes cumplen un papel muy importante en las ciénagas y cuerpos de agua en donde habitan: al consumir plantas acuáticas, entre el 8 y 10% de su peso al día, controlan las poblaciones de estos organismos que en exceso disminuyen el nivel de oxígeno en el agua, el cual es un elemento vital en los ciclos de vida que se desarrollan en los humedales. Además, los nutrientes de sus heces sirven de alimento para otros organismos, como los peces; y con los movimientos de sus aletas remueven los sedimentos, de los cuerpos de agua, contribuyendo así al mantenimiento de la profundidad de las ciénagas y ríos.

Sin embargo, estos mamíferos acuáticos enfrentan varias amenazas como la cacería para consumo de su carne como fuente de proteína, varamientos y limitación de desplazamientos por niveles muy bajos de los humedales ocasionados por sequías; choques y lesiones con embarcaciones de motor fuera de borda. También enfrentan la degradación o destrucción de los cuerpos de agua en donde habitan, lesiones o muerte por interacciones negativas con redes, enmalles y chinchorros y la contaminación del agua por causas humanas, entre otras.

Por esta serie de amenazas los manatíes se encuentran en la categoría En Peligro (EN) del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, resolución 1912 de 2017; y en la categoría de amenaza Vulnerable (VU), de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza UICN.

Como parte de la implementación de acciones del Plan estratégico para la conservación del manatí en el Canal del Dique de Cardique, la Fundación Omacha ha trabajado con los estudiantes de las instituciones educativas de las comunidades asociadas al Canal del Dique, en el intercambio de conocimientos sobre los manatíes, su importancia para las ciénagas donde habitan, las amenazas que enfrentan y las oportunidades para su conservación, en esta región del país.

«Desde el año 2019, y a través de diferentes convenios establecidos con la corporación, se ha desarrollado un enorme trabajo con pescadores y otros habitantes de los municipios cercanos a esta y otras ciénagas del norte de Bolívar donde se ha identificado la presencia de manatíes. Este trabajo ha permitido un cambio de percepción frente a la misma, fomentando su valoración y cuidado. Así mismo, se han desarrollado varias iniciativas de educación ambiental dirigidas a niñas, niños y jóvenes de al menos 18 instituciones educativas, a través de las cuales se ha abordado la importancia biológica y cultural del manatí del Caribe, estableciéndola como una especie emblemática para la región y que merece el desarrollo de más iniciativas que promuevan su conservación.» afirmó Gabriel Rodríguez, licenciado en biología y biólogo de la Fundación Omacha.

Además, en la población de Evitar, con pescadores y habitantes, se formó el grupo Protectores de los manatíes. Este grupo ha apoyado las tareas de rescate y reubicación de los manatíes, en las ciénagas Zarzal – El Tupe – Capote, y en los procesos de liberación.

⇑ Grupo Protectores de los manatíes, de la población de Evitar, en Bolívar, junto a la bióloga Isabel Gómez Camelo, y los directores de la Fundación Omacha: Dalila Caicedo Herrera y Fernando Trujillo.

Gleimer José Rosado Cantillo, líder de este grupo, afirmó: «Me dedicó a proteger a los manatíes desde hace ocho años aproximadamente. En este proceso nos hemos enamorado de esos animales, tanto que los seguiremos protegiendo hasta donde podamos.»

Al igual que la manatí Batata, Carolina lleva puesto un cinturón con un transmisor VHF para monitorear y seguir sus desplazamientos. «El seguimiento que hemos realizados a los anteriores manatíes liberados, en estas ciénagas, corrobora la información de los pobladores sobre la presencia de estos animales» afirmó Isabel Gómez Camelo, quien finalizó «Con esta información se puede determinar las áreas de uso e importancia para la conservación de los manatíes, en este complejo de ciénagas.» Adicionalmente, Cardique como estrategia para la conservación de esta especie, entre otras, dejó en ejecución un proyecto de ecoturismo, basado en la entrega de 2 embarcaciones totalmente dotadas, en las cuales se pueden realizar recorridos por la ruta de los manatíes y avistamiento de la fauna y flora en estos importantes ecosistemas. Así Cardique, a través de su director, dice misión cumplida de las promesas realizadas.