En su línea de acción de Medioambiente, la Fundación Oleoducto Vivo de ODL-Bicentenario junto con su aliado la Fundación Omacha propenden por la preservación y revegetalización de los morichales, uno de los humedales mas importantes para la conservación de los bosques tropicales y los ecosistemas de los Llanos Orientales.
Palma de moriche (Mauritia flexuosa) en época de fructificación. Fotografía: Carlos A. Aya, Fundación Omacha.
Los bosques tropicales son uno de los ecosistemas y entornos más importantes de nuestro planeta. Tienen una extensión cercana al 2% del área total de la superficie de la Tierra, albergan aproximadamente el 50% de toda la biodiversidad del planeta y son cruciales para la estabilidad climática y la regulación del ciclo hidrológico, desempeñando un papel importante en la lucha contra el cambio climático. Adicionalmente, los bosques tropicales protegen los suelos de los procesos de degradación, evitan inundaciones y contribuyen al equilibrio del oxígeno, dióxido de carbono y humedad en el aire.
Sin embargo, durante las últimas tres décadas los bosques tropicales se han venido reduciendo ante el incremento de las actividades humanas. Los factores de amenaza son principalmente el cambio de uso del suelo para la expansión de la frontera agrícola y ganadera, la tala indiscriminada para el aprovechamiento maderero, el incremento de los incendios forestales, la minería ilegal entre otros aspectos, son causantes de su acelerada deforestación.
Colombia es uno de los países que ha experimentado el incremento de la deforestación principalmente en los departamentos de Caquetá (26,29%), Guaviare (23,59%) y Meta (20,31%), siendo la Amazonia la región más afectada ante la deforestación con el 84% del total de los focos identificados a nivel nacional.
Es importante recalcar que Colombia, por su localización y condiciones geográficas ocupa el puesto 13 a nivel mundial en bosques tropicales, con una extensión de 58´633.631 hectáreas, siendo la región de la Amazonia y el Pacífico las que presentan mayor cobertura.
En el país hay diferentes tipos de bosque tropicales, que se caracterizan de acuerdo con su relieve, clima, tipo de vegetación y suelos. Entre ellos se encuentran el bosque húmedo de montaña, bosque seco tropical, bosque húmedo tropical, bosque inundable y bosque tropical de la Amazonía.
“Morichal, morichal de mi llanura…”
La Orinoquía colombiana se caracteriza por sus extensas sabanas que nacen desde el piedemonte de la cordillera Oriental y por sus diferentes bosques tropicales. Las selvas tropicales se encuentran localizadas en el piedemonte llanero, albergando árboles que pueden llegar a tener alturas hasta de 30 metros. Otro de los bosques tropicales que se encuentran en la Orinoquia son los bosques riparios y/o de galerías; estos bordean los riachuelos, caños y ríos siguiendo el patrón de estos. También, en esta región encontramos los bosques inundables los cuales se encuentran en las llanuras de inundación de los ríos Meta, Cusiana, Pauto y Casanare; este tipo de bosque albergan otros ecosistemas importantes por sus servicios ecosistémicos: los morichales.
La palma de moriche (Mauritia flexuosa) es una palma de tierras bajas, que puede tener un tamaño de 20 a 30 metros de altura. Se encuentra asociada a los humedales donde prospera y actúa en la retención de agua durante el verano. Allí, las palmas de moriche conforman grandes agrupaciones llamadas Morichales que desempeñan un papel ecológico importante como reservorios de agua, carbono y diversidad biológica. Estas palmas proveen de refugio a diversas especies, principalmente de aves (loros y garzas) que usan oquedades en el troco y las hojas, e insectos como la larva del mojojoy (una especie comestible) que se aloja en los troncos en descomposición. También como fuente de alimento para diversas especies, principalmente de mamíferos como dantas (Tapirus terrestris), pecaríes (Pecari sp. y Tayasu sp.), lapas (Cuniculus), ñeques (Dasyprocta sp.) y reptiles como el morrocoy (Chelonoidis sp.), entre otros.
Uso sostenible del moriche
Promover estrategias locales para la revegetalización, preservación y uso sostenible de la palma del moriche es un imperativo para la preservación de los ecosistemas de agua dulce. Esto conlleva a generar espacios de educación ambiental y de apropiación social del conocimiento en torno a los morichales. A partir de esta palma es posible extraer de su fruto, alimentación; sus hojas permiten la elaboración de artesanías e incluso pueden servir de elemento para construcción de viviendas.
Para promover su conservación en el área de influencia de los Oleoductos ODL y Bicentenario, la Fundación Oleoducto Vivo, en alianza con Fundación Omacha, ha realizado estrategias como la siembra y seguimiento de al menos 20.000 plántulas principalmente en las inmediaciones de los Esteros El Salero y Los Patos, pero también en más de 45 predios de la zona.
La estrategia ha ido acompañada de un programa socioambiental que promueve el uso sostenible de los recursos no maderables del moriche como sus frutos y cogollos. Esto ha incluido capacitaciones a la comunidad de la vereda Vigía Trompillos (Tauramena, Casanare) y veredas aledañas para la elaboración de artesanías, ensilaje, alimento y aceites de esta palma.
Siempre resaltando que el aprovechamiento de este recurso debe realizarse de manera responsable, debido a que se ha comprobado que una alta oferta y demanda puede conducir a la sobreexplotación como ha ocurrido con otras especies menos abundantes como la palma estera (Astroxcarryum malybo) y las palmas de cera (Ceroxylon spp). De esta manera, se reconoce el valor de los morichales a nivel biológico, productivo y ambiental, reduciendo así la deforestación estos para cultivos de arroz, soya, palma, entre otros.
Como resultado de estas actividades, de manera conjunta con las comunidades locales se ha decido conmemorar una fecha para el moriche y que ya tuvo sus primeras versiones en 2015 y 2019. El principal propósito de este evento es difundir información relevante sobre el moriche acerca de su uso sostenible, recurso alimenticio, protección de fuentes hídricas y valor cultural. Se espera que a corto y mediano plazo permita mejorar la calidad de vida y mantener esta palma en la memoria de la comunidad como parte de la cultura llanera.
Video Línea de Acción Medioambiente – Fundación Oleoducto Vivo.