Una semana previa a la apertura total del encierro, le fue instalado un nuevo collar que contaba con el sistema de telemetría Very High Frequency · VHF ·y con un Sistema de Posicionamiento Global · GPS ·que transfiere datos a través del satélite ARGOS.
El 11 de diciembre de 2009 el equipo de trabajo inició las labores en las horas de la madrugada para finalmente a las 8:00 am darle la libertad. El jaguar salió después de unos minutos a enfrentar finalmente la sabana salvaje que se convertiría en su nueva oportunidad de vida.
Posteriormente el equipo de seguimiento compuesto por el investigador Carlos Torrente y el funcionario del PNN El Tuparro Yesid Ruíz, llevó a cabo la búsqueda de la señal VHF. A través de este sistema se detectó la ubicación del animal en un bosque de galería aledaño a la zona de liberación, siendo este el único indicio de la presencia cercana de Sara. Se realizaron varias búsquedas por medios acuáticos y terrestres, desafiando la enorme extensión de El Tuparro, sin encontrar ninguna señal.
Gracias a los datos arrojados por la telemetría satelital la ruta de desplazamiento del jaguar pudo ser detectada y permitió el monitoreo de sus movimientos, los cuales indicaron que se estaba desplazando hacia el suroccidente desde el sitio de liberación.
A partir del 8 de enero de 2010 se registró un comportamiento inusual en la transferencia de los datos ya que éstos correspondían a las mismas coordenadas geográficas, indicando la permanencia del animal en un sitio fijo. La preocupante situación llevó al equipo técnico a iniciar una nueva fase en este proceso.
La búsqueda de Sara
La incertidumbre sobre el estado de salud de Sara y la alerta de quietud convocaron el valioso apoyo logístico de aliados del proceso como la Fundación Palmarito y Criquetaviation, quienes impulsaron la idea de retomar el seguimiento del animal, pero esta vez por vía aérea para verificar su posición utilizando un avión ultraliviano ideal para el monitoreo de fauna.
El 28 de enero se llevó a cabo un sobrevuelo con la intención de lograr un acercamiento al punto de ubicación satelital registrado, y detectar la señal VHF que estaría emitiendo el collar.
Efectivamente, la señal fue capturada por la antena y se obtuvo la certeza de su ubicación. Sin embargo el aterrizaje en la zona y el contacto visual no fueron posibles, siendo este despliegue de esfuerzos un paso exitoso hacia la verificación del estado del jaguar, pero no una respuesta precisa sobre la suerte del mismo.
Luego de un proceso de coordinación entre los investigadores de la Fundación Omacha, la subdirección técnica de Parques Nacionales Naturales de Colombia y la Fuerza Aérea Colombiana, el 5 de marzo se realizó un nuevo desplazamiento aéreo utilizando un helicóptero de la base aérea “Coronel Luis Arturo Rodríguez Meneses”, en Marandúa. Esta operación de vuelo permitió el aterrizaje en la zona previamente localizada y luego de una última búsqueda el collar fue hallado al lado de los restos de Sara. Su travesía había terminado, pero en absoluta libertad.
La causa de su muerte aún no está establecida y el equipo técnico se encuentra haciendo la respectiva investigación para establecerla.
A pesar de que este desafortunado desenlace había sido considerado como uno de los posibles escenarios a los que estaba expuesto el jaguar en su liberación, no deja de ser un hecho lamentable ligado a la enorme problemática del tráfico y tenencia ilegal de fauna en Colombia. La lucha que Sara tuvo que enfrentar para recuperar su libertad, es solo una mínima muestra de las consecuencias que trae esta actividad ilícita en la sociedad.
El reto asumido por la Fundación Palmarito, la Fundación Omacha y el desempeño del equipo técnico de Parques Nacionales Naturales de Colombia, la Corporación Autónoma Regional de la Orinoquia – Corporinoquia; la Asociación de Veterinarios de Vida Silvestre, el Grupo de Ecología de la Universidad de Alicante (España), EDC Natura - Fundación Omacha España y la Fundación ProCAT; son esfuerzos que junto a la oportunidad de una vida en libertad, han valido la pena.
Gracias al apoyo del Ayuntamiento de Vila-real (España), GHL Hoteles, Fundación Malpelo Colombia, Conservación Internacional Colombia, Fundación Natibo, Hewlett-Packard y todos aquellos que han sido parte de la campaña Yahui. Este es un importante paso en la constante y valiente travesía que debemos continuar en contra de todas las formas de tráfico y tenencia ilegal de fauna silvestre en Colombia.
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